Luciano entró, hizo barullo en un equipo muy quedado y hasta convirtió un golazo, el primero suyo en Primera. En un Boca sin punch merece un lugar.
Fue Román. Durante el verano, cuando Carlos Bianchi todavía trataba de moldear un 4-2-3-1 que le sirviera a Riquelme para sentirse cómodo en su regreso, Luciano Acosta había sido la referencia elegida por el coach para jugar en la posición de 10. Con firuletes de antaño y algunos lapsos de desfachatez, el purrete de 19 años había demostrado que futbolísticamente prometía, aun cuando le faltaba físico (es talla XS), tener esa espalda ancha que sirve para aguantar la fricción. Pero la demora en el regreso de JR derivó en que el coach se inclinara por un 4-4-2, un esquema que relegó al juvenil al banco.
Sin embargo, sabio, el pibe viene aprovechando los minutos que Bianchi le viene dando en Primera. Contra Newell’s ingresó un rato y, entre chiches, mostró claridad. Algo parecido a lo que sucedió ayer: entró por el flojísimo Zárate y, al toque, le quemó las manos a Heredia con un tiro de lejos. Y un rato después firmó un zapatazo bárbaro, el del descuento, el que seguramente mirará en YouTube una y otra vez, y el que compartirá en su Facebook para que toda su familia y amigos lo vean. Porque ese bombazo fue su primer gol en la máxima categoría. Claro, este Boca aburrido, sin ideas, no te deja disfrutar de nada. Ojalá que el juvenil, que cuando ingresa muestra cosas que al resto le faltan, no pierda la alegría...
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